Como un perro obediente lleve una de mis manos hasta su ardiente entrepierna masajeandola lentamente, haciendo que se revolviese de puro placer mientras seguía con las sacudidas ahora mas inconstantes, predicando el final tan retrasado.
-No... creo que....-un gemido tronó por la habitación cortando mi frase, unos leves suspiros placenteros y volvi nuevamente.- aguante.. mucho mas...