Sin título

Con la mano que tenía libre volví a echarlo hacia atrás para poder seguir contemplándole. Observé el placer, el éxtasis y el deseo en sus ojos, ¿o quizás era que veía reflejados mis ojos en los suyos? Me sentía furioso conmigo mismo por no ser capaz de alcanzar el punto máximo de placer que buscaba. Lentamente, aparté la mano.

Le miré unos segundos y después besé sus labios con suavidad, pero me aparté al ver que se había puesto serio de golpe.

Retrocedí unos cuantos pasos y le observé, parecía que acabasen de intentar violarlo. Tenía el pelo y la camisa descolocados. Los pantalones desabrochados, casi forzados, estaban más abajo de su lugar correspondiente y en su cara aún se apreciaba un rubor facilmente confundible con la vergüenzza que se podía sentir tras ser forzado.

Me miré y enrojecí un poco más, después me atusé lo que pude para estar mínimamente decente de nuevo.
-Hasta mi camisa se rebela cuando te acercas-comenté intentando ponerla más o menos lisa.

Me crucé de brazos, esperando a que terminase de adecentarse.
-Creo que has perdido el botón del pantalón.-comenté.

Lo comprobé y suspiré.
-Pues sí, parece que es cierto...-comenté.-Tendrá que quedarse así.

-Bueno, tampoco importa.-respondí.-Solo estoy yo.

-Lo sé, por eso no me he marchado a cambiarme de pantalón-le contesté.
-¿Por qué...te has puesto serio de repente?-añadí, curioso por saberlo.

-No ha sido por nada en concreto.-contesté.

-Está bien-me dirigí hacia el lago y me di un baño rápido, sin molestarme en quitarme la ropa. Volví empapado y me apoyé de pie contra el árbol.

-¿A qué ha venido ese baño?-inquirí ciertamente confuso.

-Llevaba un rato mirando el agua, y me apetecía probar a bañarme ahí-contesté.

-Habría sido más practico quedarse en ropa interior.-apunté.

-Es verdad-me quité la camisa y los pantalones y los colgué del árbol.-Se secarán antes, buena idea.

Suspiré y me apoyé en un árbol próximo a la orilla. Como si quedándose en ropa interior fuese a conseguir algo, pensé.

Me tumbé en la hierba con los ojos cerrados, relajado.

Me senté en el suelo sin saber qué hacer.

Abrí un ojo y sonreí. Me acerqué a él por detrás con sigilo, sin hacer ni el más mínimo ruido. Me lancé sobre él por un costado a la vez que besaba su cuello.

Le había oído acercarse, pero no había pensado que haría eso. Caí de lado y le miré sorprendido. Me puse bocarriba para estar más cómodo.

Solté una carcajada.
-¿Te he asustado eh? Admítelo-me dejé caer sobre él y mordí su cuello mientras enredaba las manos en su pelo.

-No no me has asustado.-jadeé.-Solo me ha sorprendido que hicieses eso.

Sonrei con los labios manchados de sangre.
-La sorpresa es lo que cuenta-.

-Si tú lo dices...-lamí la sangre de sus labios.

-No seas así o te morderé en el otro lado-le dije mientras besaba su cuello y acariciaba su torso.

-Tengo más sitios en los que se puede morder además del cuello.-le recordé.