Entré en el salón con tranquilidad, esta vez tenía el pelo suelto y me caía por los hombros. Inspeccioné la estancia con detenimiento y curiosidad. Me fascinó la cantidad de ventanas que poseía esa mansión cuando todos sus residentes eran nocturnos, supuse que así seria más facil salir al exterior, el cual ahora estaba oscurecido por la noche.
Abrí la ventana y me apoyé en su marco levemente observando el bosque que se extendía al pié de la mansión Cerré los ojos levemente aspirando el dulce aroma de la naturaleza. El bosque era un elemento que consideraba uno de los pocos más puros y hermosos del mundo. Y su aroma me hacía sentirme libre, me encantaba esa mansiçon precisamente por estar oculto en la profundidad de ese bosque.
Relajado me dejé llevar por la suave brisa que azotaba mi cabello con lentitud y dejandome bañar por la luz de la luna que hacía que mis ojos resplandecieran levemente y mi piel de marfil se notara más brillante.