Casualidades

Qué maravillosa casualidad del destino me habia llevado allí aquella noche, no esperaba encontrarme a Percy por esos parajes.
-Buenas noches, querido.- saludé desde su espalda manteniendo las distancias. Sabia perfectamente cuanto le incomodaba el contacto físico.

-Oh, venga, Percy.-murmuré.-Sabes hacerlo mucho mejor...-era obvio que seguiamos igual. En fin, paciencia... Ladeé mi cuerpo ligeramente para poder mirar al otro hombre, aunque rapidamente mis ojos volvieron a centarse en Percy.

Mostré mi más que perfecta media sonrisa.
-Lo mismo podria preguntarte. Por lo visto sigues evitándome, como sabes lo mio no es perseguir precisamente, pero si mentir.- no hacian falta más explicaciones, lo entenderia.
-No pensé que daria contigo tan pronto.

Entrecerré los ojos.
-Veo que hay ciertas cosas que por más tiempo que pase no cambiaran, por ejemplo ese empeño tuyo de mantenerte lo más lejos posible de mí.-comenté

Le miré apenado.
-Ya veo...-murmuré. Bajé la mirada y metí las manos en los bolsillos de la cazadora.-¿Tanto te molesto, Percy?-inquirí con aire inocente. Fruncí el ceño a la espera de su respuesta.

Las comisuras de mis labios descendieron hacia abajo como si fuese un niño al borde del llanto.
-No juego, lo preguntaba en serio.-repliqué con una mezcla de seriedad y tristeza en mi voz.

Qué mal mentia. Apreté los labios con fuerza para evitar reirme.
-Vale.-murmuré con voz temblorosa a causa de la risa contenida. Me di la vuelta con intención de marcharme.-Que te vaya bien, Percy.-me despedí.

Bufé. No, ni hablar.
-Admítelo, no te molesto y tampoco te incordio- caminé hacia él hasta quedar en frente suya.-te empeñas en mentir una y otra vez.

-Mientes tanto como yo, por muy virtuoso que seas. Acabas de mentir, y todo por qué, porque te empeñas en apartar a todos los que se acercan a ti demasiado. Yo mentí para poder verte, no es un crimen querer eso.-repliqué sin alterarme.

-No te confundas, Percy.- contesté molesto.

Dejé caer los brazos a ambos lados de mis costados.
-¿A qué debo tanta cercanía?- no sabia qué hacer, ¿avanzaba, retrocedia, me quedaba donde estaba?. Era lioso.