Requiem por la muerte de un sentimiento...

Cantidad de envíos : 229 Fecha de inscripción : 10/03/2009

Una vez baje las escaleras busqué un lugar en el que refugiarme, la biblioteca no me parecio el adecuado por el pequeño incidente por lo que seguí investigando esa enorme mansión, abri puerta tras puerta revisando las estancias hasta que llegué a la enorme sala de musica, en ella vi el mas perfecto piano de cola y encontré la solucion a mi problema.. La musica, tocar el piano me ayudaria a evadirme de todo, caminé con paso elegante hasta el asiento de aquel fantastico instrumentos y mis dedos volaron hasta las teclas.

Una sintonia tetrica, lenta y bastante triste resono por la estancia y se expandió por el resto de la mansión invadiendo los inertes corazones de los habitantes.

El requiem por un sentimiento muerto era la pieza que mas me gustaba, era como yo me solia sentir, furioso y a la vez melancolico... la pieza siguió sonando repitiendoo una y otra vez sus partes, ahora mas agudas ahora mas graves pero siempre invariables, solo la velocidad del compás cambiaba a medida que mis sentimientos fluian.

Pronto la pieza volvio a cambiar, ahora con una partitura algo distinta, algo como a dos voces, por una parte seguia ese funebre requiem, mientras que por otra una pieza mas triste sonaba acompañando armonicamente a composición.

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Dos suaves golpes en la puerta para delatar mi presencia, y entré con una sonrisa.

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Absortó en mi interpretación ni siquiera me percaté de que tenia publico, a decir verdad tampoco eme habria importado, ahora mismo solo tenia un unico pensamiento en mente... Continué tocando ahora con mayor lentitud, dandole a la interpretación un tono mas triste y melancolico que antes, haciendo sonar una pieza que invadiria de tristeza al mas feliz de los corazones, una pieza hechizante que alejaba cualquier buen recuerdo para atraer los peores y mas deprimentes.

Un ultimo golpe de teclas retumbó por toda la sala ahogando cualquier otro sonido, cerré mis ojos lentamente mientras mis dedos volvian a moverse ahora interpretando una pieza mas animada, repleta de vitalidad y de buen humor, una pieza.. romantica, mientras por mi mente solo pasaba su rostro.

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-Interesante…-murmuré con una sonrisa divertida.
Me acerqué al piano y apoyé la mano sobre él, sintiendo las vibraciones del instrumento.

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La voz del joven muchacho retumbó en mis timpanos haciendome perder el hilo de la canción por lo que paré en seco. Me coloqué la corbata y me puse en pie para saludar con una reberencia.

-Disculpeme señor, me abstraí tocando el instrumento, siento las molestias que halla podido traer mi música.-Me disculpé con un tono mordaz y sincero mientras con lentitud clavaba mis ojos en los suyos con la mirada fija y el rostro serio.

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Quité importancia al asunto con un gesto de mis manos.
-Toca muy bien. Pierre Bertrand.-me presenté extendiendo mi mano.

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Volví a reverenciar al muchacho sin aceptar su mano, me parecia demasiada confianza para el dueño de la mansión. -Alexander Lerounx...Usted es el famoso hermano de Lu.. quiero decir del Señorito Lucien.-Rectifiqué mis palabras mientras con sutileza desviaba la mirada y volvia a ocupar el lugar donde segundos antes habia estado.

-Si no le molesta señorito Bertrand desearia volver a tocar este maravilloso piano, hace tiempo que no lo hago y creo que he perdido facultades.-Pregunté si podia mientras mis dedos volvian nuevamente a acariciar con delicadeza las teclas haciendo vibrar sus cuerdas en una melodia apacible y tranquilizadora.

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Entrecerré los ojos y una idea empezó a tomar forma en mi cabeza. Sonreí. Si, Alexander era hermoso, muy atractivo. Podría ser…
-Puede venir a tocar cuando desee, yo soy el único que viene de vez en cuando, así que no se preocupe.

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-Se lo agradezco señor, si quiere y lo desea podria ayudarme con las voces.-Le invité a tocar aquella canción a dos voces sin despegar los dedos de las teclas. Pierre tenia algo que me hacia sentir menos rigido en cuanto a modales se trataba, era mucho mas abierto. Sin embargo por mi mente seguia atormentandome una y otra vez su rostro y esa sonrisa tan cautivadora.

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-Prefiero escucharle tocar. Y por favor Alexander, llámeme Pierre.- sonreí y crucé los brazos sobre mi pecho, clavando la mirada en sus manos.

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-Como usted prefiera Señori... digo.. Pierre.-Continué moviendo agilmente mis manos pror las finas teclas del piano, tocando tanto la primera como la segunda voz de la composición, era sencilla ya que ambas voces tenian las mismas notas por decirlo de alguna manera, mientras la primera tocaba un fa la segunda tocaba un re'.

-Señorito..Pierre.-Rectifiqué antes de continuar.-Me gustaria hablar de las normas de la casa, no me gustaria cometer algo que pueda molestar o romper el equilibrio de la casa.-Le comenté con tono cortes mirandole directamente a los ojos sin dejar de tocar la para mi tantas veces interpretada pieza.

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-Las reglas son sencillas. Respeta si quieres ser respetado. Las peleas están permitidas, pero fuera de la casa. Por lo demás cada uno hace su propia “vida”.-suspiré.
-Se me olvidaba. Sexo solo en las mazmorras.-no pude evitar sonreír.-pronto habilitaré una habitación para ello.- clavé mis ojos en los suyos esperando una reacción por su parte.

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Abrí un poco mas los ojos adoptando una expresión de sorpresa. "¿sexo? no creerá que yo...2 Deje mi pensamiento fluir por mi cabeza y con un movimiento de cabeza rapido baje la cabeza y clavé la vista en las teclas del piano que no dejaba de tocar.

Me costó un poco contestar, tragué saliba un par de veces y al final contesté mas sereno y frio que antes.
-Perfecto, solo necesitaba saber eso, al parecer su hermano lu... el señorito Lucien...-Volví a rectificarme ahora sin apartar de vista de el pero si entrecerrando los ojos un poco.-Me comentó que usted se encargaba de administrar las reglas en la mansión.

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Satisfecho con su reacción sonreí.
-Así es. Aunque la última ha sido impuesta por él.- me encogí de hombros inocentemente.

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Volví a relajarme antes de terminar la pieza.-Le pediria que si crean alguna nueva norma se me informe, me gusta estar al tanto de este tipo de noticias.

Me levanté del piano y caminé lentamente por la estancia observando los diferentes instrumentos que habia en ella.-¿Todos estos instrumentos son suyos Pierre?.-Pregunte desviando la vista de uno a otro

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-Si, míos y de Lucien. El violín es suyo, yo no sé tocarlo. La guitarra también…-estudié la sala con la mirada.- el piano es exclusivamente mío, y el resto de instrumentos los tenemos en común. Algunos son extraños y exóticos, y aun no conozco a nadie que sepa tocarlos.- murmuré fijando mis ojos en Alexander.

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-Fabuloso...-comenté volviendo la vista hacia Pierre.

Caminé hasta el violín y acarcie sus cuerdas produciendo un leve vibrar en ellas, luego la guitarra, nuevamente el piano y me detuve en una larga flauta de metal.-Se parece a un instrumento que tenia mi maestro, solo que el suyo era artesanal, mas corto y estaba hecho de madera. ¿Tu sabes tocarla?.-Aferré la flauta con cuidado y me situe frente a Pierre con una sonrisa en la boca, sin darme cuenta me habia situado a escasos milimetros de el con la flauta cerca de su pecho. La mayoria de los instrumentos los habia visto alguna que otra vez, habia observado como los militares tocaban las trompetas para avisar de la llegada de los nobles, como los musicos acariciaban con cuidado las cuerdas de las doradas arpas, y como mi maestro tocaba aquella flauta artesanal tan parecida a la que yo yevaba en ese momentos entre manos.

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Tomé la flauta de entre sus manos con una sonrisa.
-Se tocarla.-dije secamente clavando mis ojos en los suyos.
Humedecí mis labios pero no llevé el instrumento hasta ellos.

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-me gustaria... ver como la tocais, si no le molesta.-continué con la petición de forma inocente mientras volvia mi cuerpo y me apollaba sobre el piano clavando la mirada en el violín de Lucien y nuevamente en Pierre que sujetaba la flauta sin apariencia de ponerse a tocar.

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Llevé la boquilla a mis labios y soplé suavemente. Toqué una nana muy breve sin apartar mis ojos de los suyos.

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Aplaudí aquella interpretación de la nana y me acerqué a el.-Simplemente maravillosa, una nana tranquilizante, si me premite decirselo señorito Pierre, me a encantado, me gustaria aprender dicha melodia, con un par de instrumentos añadidos se podria conseguir una fantastica interpretación...

volvi a lanzar esa mirada tan extraña a Pierre y luego hacia el violin, me moria de ganas por acariciar nuevamente sus cuerdas, pero algo dentro de mi decia que no me acercase a el.

-que me dice.. le importaria enseñarmela?-Pregunté con inocencia y con esa cara agelical que tanto usaba para conseguir lo que queria.

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Mi sonrisa se hizo mucho más amplia. Tomé de la barbilla a Alexander y lo acerqué a mí. Apoyé la flauta contra su pecho esperando que la cogiese y aparté mi mano de su rostro.

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Por un momento mi inutil respiración se quedo cortada, notar nuevamente a alguien frente a mi, tan cerca y con una mirada tan calida rompio por un momento esas frias paredes que me rodeaban, cojí la flauta con dlicadeza y un poco de nerviosismo y la lleve a mis temblorosos labios sin poder articular alguna palabra.

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Acaricié sus manos y coloqué sus dedos, indicándole qué notas tenía que tocar y cuales eran. No aparté la vista de sus ojos y tampoco borré la sonrisa sugerente de mis labios.

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Separé la flauta un momento de mis labios y clave la vista, fria y llena de ira pero a la vez calida sobre su sonrisa, tan o mas perfecta que la de su hermano. Toqué la flauta con animo y algo de rapidez y la volví a dejar en su sitio.

-Es sencillo cuando te lo explican asi las notas.-Me retire un par de pasos chocando contra el piano y quedando sentado en el apartando la vista de su cuerpo.