Nada que decir.

Me acuclillé unos metros detrás de él y observé como la luna dibujaba su relieve mientras se reflejaba en el mar.
-Inspirador.-murmuré.

Me gustaba oir mi nombre salir de su boca, quizás por todos los recuerdos que me traia a la mente. Recuerdos de un Percy humano que ya no volvería. Suspiré.

Entrecerré los ojos.
-¿Percy?-me enderecé y avancé unos pasos colocándome a su lado. No aparté la vista de sus ojos, ni podía ni quería hacerlo.

Ese gesto tan característico en él me resultó algo sospechoso. El paisaje invitaba a hablar en voz baja y eso hice.
-Buenas noches.-mi voz fue un suave susurro.

La media sonrisa que solo era capaz de dedicarle a él se dibujó en mis labios automaticamente.
-¿Contento?-pregunté sin borrarla.

Al sentir su dedo sobre mi labios bajé la mirada con algo de incredulidad.
-¿Qué puedo hacer para contentarte del todo?-inquirí sin alzar la vista.

-¿Cuándo he desconfiado de ti?-pregunté confuso por el giro que había tomado la situación.
Me incliné un poco hacia delante.
-Percy...-susurré casi en su oido.
Estaba acostumbrado a la distancia marcada por él, por lo que había aprendido ha hacercarme al mismo tiempo que la respetaba.

Me sentí infinitamente bien. Su perfume llenaba mis sentidos. Alcé los brazos con la intención de rodearle, quería hacerlo. Lo deseaba con todas mis fuerzas, pero si lo hacia probablemente se apartaría. Me detube y los dejé caer a ambos lados de mi cuerpo.

Le estreché aún más contra mí y ladeé la cabeza haciendo que mis labios rozasen su mejilla. Avancé un poco más y besé la comisura de sus perfectos labios.
-Vamos.-dije poniéndonos en pie a ambos. Le di la vuelta y besé, llevaba demasiado tiempo esperando ese momento como para desperdiciar la ocasión.
Apenas unos minutos después abandonamos la playa en dirección a la mansión.