Primera caza.

Llegué al bosque con Diane cogida del brazo. He de admitir que el bosque tampoco estaba nada mal, ese aspecto mágico y siniesto me atraia mucho.
-Cuando me referia a ir decaza queria decir a cazar humanos.-aclaré.

Fruncí los labios y el ceño en un gesto de descontento. Ningún humano era tan estúpido como para internarse en un lugar como éste y menos si no iba a ser capaz de salir después. Me puse en cunclillas buscando huellas recientes. No tardé demasiado en dar con unas, las seguí y regresé rapidamente con una chica de poco más de 20 años en brazos.
-Una excursionista.- expliqué a pesar de que su ropa lo dejaba claro.

La dejé en el suelo con delicadeza y di unos cuantos pasos hacia atras observándola de pies a cabeza. La chica nos miró a ambos entre asustada y fascinada, pero su instinto de supervivencia le pudo y corrió como si pudiese huir de nosotros. O de mí, en este caso.
-¿Vas a alguna parte?-pregunté con una pequeña sonrisa apareciendo delante de ella. Gritó aterrada y volvió a intentar escapar, con los mismo resultados.- No grites.-ordené agarrando sus muñecas con fuerza hasta oir como los huesos se rompian. Gritó aún más alto a causa del dolor.
-Qué blandita.-me quejé.

Le di la vuelta aún agarrándola por las muñecas para que Diane pudiese ver su rostro, en el que se mezclaban el horror y el dolor.
Tiré hasta desencajar sus brazos y forcé sus codos, doblándolos de forma rara. Mientras tanto ella lloraba y suplicaba clemencia.
-¿Clemencia a estas alturas de mi existencia? No gracias.-respondí al tiempo que comenzaba a desmenbrarla. Un pequeño chorro de sangre cayó sobre mi mejilla cuando arranqué su brazo. Pasé mi dedo indice por ella, llevándomelo a la boca después.-Sabes muy bien.-la adulé.

Agarré su muñeca y empecé a beber. No me gustaba desperdiciar la comida.
-¿No quieres?-pregunté apartando la muñeca de la jovén de mis labios. Pasé la punta de la lengua por ellos.

Esperé hasta que terminó apoyado contra un árbol.
-Me siento mucho mejor.-comenté escalando por él hasta sentarme en una rama baja. Me colgué boca abajo y las observé.

Me descolgué y caí de pie a su lado.

-Emm... Gracias.-respondí mirándola con los ojos entrecerrados algo sorprendido por su gesto.-Lo tendré presente.-prometí.

-No tiene importancia.-respondí como si nada.

La seguí en silencio sin hacer ningún tipo de comentario. Ambos preferíamos dejar correr el tema, y así lo hice.