Sin título

-Lo cierto es que me sorprende que me haya entregado a ti así como así, pero admito que me atrajiste desde que te conocí hace 7 años. Sí te recordaba, te mentí en el paseo-confesé.

Entrecerré los ojos y acaricié sus labios.
-Me parecía imposible que alguien se olvidase de mí tan fácilmente, la verdad.

-Bueno, tampoco tú te olvidaste de mí, eso quiere decir que te fijaste-´respondí mirándole.

-Traias a Georgina de cabeza, como para olvidarte.-bufé.

-Es cierto, estaba locamente enamorada de mí, y yo siempre la rechazaba-comenté.

-Yo diría que era porque te comportabas como si fueses el dueño de la casa... te pasabas el tiempo dando órdenes a todo el mundo.

-Antes era príncipe, ¿qué esperabas? -me encogí de hombros con una media sonrisa.

-Educación, respeto, sumisión... Son clase de cosas que se esperan de los vampiros jovenes, al menos cuando se dirigen a vampiros más antiguos.-expliqué.

-Tú eres más antiguo que yo, ¿debería ser sumiso contigo?-pregunté con malicia.

-Deberías, pero sería muy aburrido si fuese así.-respondí pensativo.

-Claro que sería aburrido, y educado contigo sí que soy, así que...-contesté.

-Si no lo fueses no seguiría aquí.-comenté.-No aguanto a la gente maleducada.

Me senté y me apoyé contra su hombro.
-¿Qué más quieres saber?-pregunté.

-Nada más.-respondí mirando el lago fijamente.

Seguí su mirada en silencio, la luna daba a mis ojos verdes un brillo intenso.

Giré la cara hacia él y le observé en silencio. Era actractivo, sin duda, pero...

Sabía que me estaba observando, pero no gíré la cabeza, me mantuve mirando al lago. Podía percibir que pensaba en algo, pero ignoraba en qué.

Alcé una mano y le obligué a girar la cara un poco, lo suficiente para que la comisura de sus labios quedase a mi alcance y poder depositar un pequeño beso en ella.

Mostré una media sonrisa desviando la mirada hacia el suelo.

Quise más. Más de esa inocencia casi infantil que mostraba cada vez que le tocaba. Le obligué a girar la cara del todo, incluso atraje su cuerpo al mío hasta hacerle quedar casi sobre mí. Enredé una mano en su cabello, evitando que pudiese apartar la cara. Le besaba casi con violencia.

Aquello me pilló por sorpresa, cualquier otra reacción no me habría sorprendido, pero aquella sí lo hizo. Me estremecí un par de veces y después acaricié su cuello con suavidad mientras me besaba. Me aferré a su camiseta y mordí su labio.

Gemí cuando me mordío. Aprobechando la mano que tenía entre su pelo tiré de él hacia atrás, dejando su cuello expuesto a mis colmillos. Lo mordí al comienzo de éste y dejé que la sangre resbalara hasta casi la base antes de lamerla.

Jadeé sin poder moverme y arañé su espalda por el reciente mordisco.

Tiré de él hasta ponerlo en pie. Pegué su espalda contra el árbol, ambos respirábamos de forma acelerada. desabroché su pantalón con brusquedad e introduje la mano. Mi rostro frente al suyo, observando atentamente cada reacción.

Me sonrojé de nuevo y me abracé a su cuello mientras besaba detrás de su oreja.