Habitación de Philip

-¿Quieres que te recuerde qué te puede costar a ti morderme otra vez así...?-pregunté.

Le miré unos segundos.
-Está bien, estonces te morderé de otra forma y no pasará nada-le dije.
Besé la zona de la clavícula y después la rocé con mis colmillos. Los clavé con suavidad en su piel y lamí la sangre que salía de la herida.

Hice exactamente lo mismo que él, no iba a permitir que hiciese todo cuanto quería. Lamí la herida y la besé.

-Se...Sebastian-murmuré sonrojado. Aquello me había pillado por sospresa y creía que se me tragaría la tierra allí mismo.

-¿Mmm?-noté el rubor en su cara.-Resultas tan extremadamente adorable cuando te sonrojas...

Sonreí lo que el rubor me permitó.

-Cálmate, no es para tanto.-dije quitándole importancia al asunto.-Relájate.

Sus palabras resonaron en mi cabeza, y me obligué a obedecer. Suspiré y relajé mi cuerpo al momento.

Me quité de encima y permanecí sentado en el borde de la cama, a su lado.
-Mucho mejor.-asentí colocándome la camisa.

-¿Lo has hecho para que me acostumbre?-pregunté ciertamente incrédulo.

-No te acostumbrarás del todo nunca, siempre te provocará placer por más veces que lo hagas.-contesté.

Me sorprendieron aún más sus palabra y me sonrojé más si cabía. Me era imposible controlar ya la relajación de mi cuerpo, casi temblaba como un niño que tiene frío.

Le sujeté firmemente por los hombros.
-Cálmate, respira hondo.-aconsejé.

Caraspeé y respiré un par de veces.
-Mierda, pensarás que soy un histérico..-dije enfadado comigo mismo.

-Solo creo que le tienes miedo a tu primera vez, nada más. Es normal, todo el mundo se pone nervioso... nadie nace sabiendo y menos sobre sexo.

-No...no es eso...siempre me sonrojo cuando me abrazan-contesté con timidez.

-Ah...-murmuré.

-Ahora sí piensas que soy un idiota-contesté mirándole.-Pero me da igual.
Me acerqué y besé su cuello con suavidad.

-Deja de jugar a creer que sabes lo que pienso.-pedí.

Sonreí inocentemente y me tumbé de nuevo en la cama.

Descorrí las cortinas y observé el cielo esperando ver la luna, pero estaba cubierto de nubes. Me apoyé en el marco de la ventana.

Le observé detenidamente, apoyado sobre mi ventana. Suspiré y me tumbé bocarriba, cerrando los ojos.

-Me voy.-anuncié de pronto. Caminé hacia la puerta mientras me abrochaba los botones de la camisa.

Me incorporé de golpe sorprendido, pero luego desvié la mirada. Aquella reacción por mi parte me había sorprendido hasta a mí.

Ladeé la cabeza en su dirección.
-¿Qué ocurre?-pregunté.